Editorial N°13 – Año 2 – Mayo de 2016 – MOVIMIENTOS SOCIALES
No hablamos de minorías; nada más lejos de la realidad que ese término para referirnos a los grupos bien o medianamente organizados que levantan de tanto en tanto la voz para que sus demandas lleguen a oídos del que no quiere escuchar. Muy por el contrario, se trata de movilizaciones masivas de hombres y mujeres aunados por fines comunes, lo que las disciplinas que estudian al hombre y la historiografía han convenido en llamar movimientos sociales. Son, en general, masas adormecidas por un estado de cosas instaurado desde unas cúpulas que sí son significativamente minoritarias. Pero en la práctica, el volumen de esas agrupaciones no es relevante; no tienen el control sobre sus vidas y eso basta para que reciban un tratamiento como si, en efecto, fueran sólo unos pocos. Hoy, cuando dan tímidas muestras de ser conscientes de su condición, decimos que son masas “empoderadas”, triste y escandalosamente manido eufemismo que, por indirecto, no hace más que poner en evidencia la incapacidad de esas fuerzas de hacerse con el poder que les permitiría regir su destino. Pequeñas fisuras en los sistemas que los gobiernan y presiones desmedidas sobre sus espaldas, gatillan un giro y hacen eclosionar el grito. Se levantan. Cuánto logren conquistar con cada alzamiento depende de varios factores y la historia está tristemente plagada de ejemplos de cesiones con letra chica y cambios cosméticos que no implicaron ni la más mínima modificación de la raíz del conflicto: el principio de acumulación de riquezas en pocas manos que compran el poder, un principio aún muy bien resguardado en cajas fuertes de palacios y mansiones.
Que el mundo ha cambiado, dicen algunos. Discrepamos. Han cambiado los terrenos en que se desenvuelve la sempiterna pugna de unos muchos -que hoy tienen más “cosas”, pero pagan también por más- contra unos pocos que miran condescendientemente una que otra escaramuza que interrumpe -apenas- sus vidas.
Buscamos opiniones, estudios y relatos de quienes tienen algo que aportar a la comprensión de los movimientos sociales como focos de cuestionamiento. Intentamos, cuando menos, honrar los ambientes de discusión que muchos de ellos generaron en su entorno y, en ocasiones, un poco más allá. Nuestro objeto: propiciar la reflexión e, idealmente, la autocrítica.