Narrativa bajo sitio
Relatar la patria fue la forma en que varias plumas chilenas conjuraron el horror de la muerte, la persecución y el exilio que caracterizaron los años posteriores al golpe de Estado, escritores que pese a la censura y el pensamiento ascéptico iban a contrapelo del medio. Y del miedo. Tras las primeras páginas, vehículos de la necesaria denuncia y teñidas de un lenguaje más bien llano, directo, casi documental, retomaron -unos antes que otros- la técnica estilística y la atención a la forma, para dar vida a relatos que no por el cuidado oficio de su autor dejaban de dar cuenta de los tiempos. Mientras el anhelado imperio de la razón dilataba más y más su renacimiento, hombres y mujeres de letras fueron dejando caer sobre el papel ambientes, personajes e historias que nunca sonaron más reales para los escasos lectores que en Chile lograban hacerse de una copia.
Dos obras en particular, recogidas en una suerte de antología titulada Cuentos en Dictadura (LOM, Santiago, 2012), nos ponen ante sendos puntos de vista. En uno hay culpa. En otro hay abandono. Y en ambos, miedo. Nos referimos a los cuentos “Zapatos”, de Pía Barros, y “Como la hiena”, de Poli Délano.
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Dos obras en particular, recogidas en una suerte de antología titulada Cuentos en Dictadura (LOM, Santiago, 2012), nos ponen ante sendos puntos de vista. En uno hay culpa. En otro hay abandono. Y en ambos, miedo. Nos referimos a los cuentos “Zapatos”, de Pía Barros, y “Como la hiena”, de Poli Délano.
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