Día de los Muertos mexicano. Ni infierno ni paraíso
La celebración, una de las grandes postales de México, tiene sus orígenes en la Mesoamérica precolombina, entre cuyos pueblos era frecuente conservar los cráneos de sus muertos y exhibirlos en los rituales asociados a la vida y al renacimiento. Esta costumbre se mezcló con las del cristianismo tras la llegada de los españoles y constituye hoy una muestra de sincretismo que, si bien, en palabras de la Unesco, “no está formalmente amenazada, su dimensión estética y cultural debe preservarse del creciente número de expresiones no indígenas y de carácter comercial que tienden afectar su contenido inmaterial”.
AguaTinta ha seleccionado parte del trabajo de diversos fotógrafos que vieron en estas manifestaciones una tradición digna de ser inmortalizada, legándonos coloridas escenas y retratos, así como valiosos documentos en blanco y negro.