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El libro de los amores ridículos, o el sexo como búsqueda del sentido existencial

“Pero lo que siempre sucede en la vida: uno se imagina estar jugando su rol en una determinada obra y no sospechamos que nos han cambiado el decorado, de modo que debemos, sin darnos cuenta, producirnos en otro espectáculo”.

 

A Milán Kundera no le fue fácil la vida como escritor en su país, la ex Checoslovaquia que lo vio nacer el primer día de abril de 1929. En Praga ingresa a estudiar Literatura y Estética, carrera que abandona para estudiar cine. Más tarde es profesor de la Escuela de Estudios Cinematográficos. El escritor, que en un principio fue comunista, se convierte en un crítico acérrimo del sistema, participando con otros intelectuales en la Primavera de Praga. Luego de la invasión rusa a su país en 1968, es despedido de su trabajo. Sus primeros libros fueron prohibidos, también lo fue cualquier alusión a él en los medios culturales. Así la situación, Kundera se autoexilia en París en 1975 donde continúa escribiendo. En 1978 se le despoja de su nacionalidad checa y, ya instalado en Francia, es naturalizado francés en 1981 junto con el escritor argentino Julio Cortázar. Entre sus obras más exitosas destaca La insoportable levedad del ser.

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