Del papel a la pantalla: El nombre de la rosa
Hacer una versión cinematográfica de una obra literaria es un trabajo delicado y peligroso. Una larga lista de estrepitosos fracasos jalona la historia del cine. Sólo algunos bien dotados, con oficio, una dosis de suerte o desmesuradamente locos lo han logrado con éxito. Contra muchos pronósticos este parece haber sido el caso del realizador de El nombre de la rosa, un filme que, como se aclara al principio, es un palimpsesto de la novela homónima de Umberto Eco.
Lo que sigue es un intento de comprensión de cómo una experiencia tal fue posible, no una sinopsis de la historia. Si no ha leído la novela, léala; si no ha visto la película, véala, aquí no se la vamos a contar. Suerte…