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El microrrelato, la vida en cada línea

Lanzarse a escribir un ensayo sobre el microrrelato, por muy breve que sea, raya con el absurdo. Un género al que se atribuye la –móvil– frontera de las quince líneas no debería generar más que un microensayo, si uno quiere ser coherente.

Pero ya se sabe, se ha escrito largas páginas y se ha organizado congresos de varios días sobre El dinosaurio, un cuento de siete palabras.

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