Dirección de fotografía

Inception

Por Claudia Carmona Sepúlveda

“Quiero hacerles notar que nuestros sueños, nuestras realidades virtuales, esas abstracciones que disfrutamos y que nos rodean, son subconjuntos de realidad”.

Christopher Nolan

 

La realización de 2010 tiene como protagonista a Don Cobb (Leonardo di Caprio), cuyo apellido significa ‘sueño’ en sánscrito, hindi, urdu y punjabi. Es un ladrón que se especaliza en robar ideas infiltrándose en la mente de quienes duermen y que, al paso de la historia, comenzará a hacer lo inverso: insertar sueños en sus víctimas. Esto da pie a una seguidilla de intrigas en que se mezclan miedos, deseos y complejos contenidos mentales en distintos niveles oníricos, cual estratos a los que se ingresa paulatinamente y de los que hay que emerger de igual modo.

Casi diez años le tomó a su director escribir el guion de Inception. Era una idea que venía madurando desde que realizó Insomnia en 2002. Ambos filmes parecen constituir junto a Memento (2000) una trilogía en la que Christopher Nolan explora en el inconsciente humano. En las tres encargó la Dirección de Fotografía a Wally Pfister, quien, por esta película en particular, obtuvo el Oscar en su categoría. Y no sólo esa estatuilla; también obtuvo los premios de la American Society of Cinematographers y de la Broadcast Film Critics Association, además de la respectiva nominación al BAFTA. El reconocimiento vino a sellar una colaboración de larga data con Nolan que incluye, además, Batman Begins (2005), The Prestige (2006), The Dark Knight (2008), The Dark Knight Rises (2012)  e Interstellar (2014). Del trabajo realizado con otros cineastas, destacan: The Italian Job (F. Gary Gray, 2003), Moneyball (Bennett Miller, 2011) y Marley (Kevin MacDonald, 2012).

Pfister nació en Chicago en 1961, pero creció en Irvington-on-Hudson, un suburbio neoyorkino. Su padre fue productor de noticias para CBS-TV en Chicago y posteriormente productor ejecutivo de ABC News. A esta infuencia se sumó el que, siendo un preadolescente, presenció parte del rodaje del filme Shamus (1973), que tuvo como locación su vecindario, por lo que, fascinado, incursionó en filmaciones caseras en 8 mm.

Profesionalmente, comenzó como free-lancer para documentales, hasta que Robert Altman lo contrató como camarógrafo en 1988 y lo inició en el cine dramático. Fue el tiempo de su primera nominación a un Oscar en la categoría cortometraje. Años más tarde, otro nombre que ganaría peso en la industria, Janusz Kamiński, lo incorporó a su equipo; pero no fue hasta su encuentro con Nolan, en 1998, que pudo desplegar su talento y brillar con luz propia.