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La danza dentro y fuera del escenario

La danza y el ritmo han acompañado a los seres humanos desde la época en que las antorchas iluminaban al grupo que bailaba buscando conjurar las energías y tener una buena caza, aplacar a los elementos y, quizá, despertar sus deseos. Los dibujos rupestres nos muestran danzantes hombres con lanzas. Ya avanzada la vida humana sobre la tierra, el baile se sacralizó aún más, nació Terpsícore y fueron las mujeres quienes detentaron el conocimiento de los movimientos mágicos. Y de los lascivos (¿cómo no recordar a Salomé?).

Las dos entrevistas que siguen demuestran que la danza es alimento sin tiempo, que permite diversos tipos de expresión y que activa poderosos motores del aprendizaje y la memoria.

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