Los dominios estáticos en la prosa de Juan Carlos Onetti
A mitad de la década de los sesenta del siglo pasado, por los días en que el escritor uruguayo Juan Carlos Onetti comenzaba a cosechar reconocimiento internacional con su significativa obra literaria, Montevideo era una sociedad dominada por la desesperanza y la apatía, con edificios chatos y grises flotando a la deriva en la densa ciénaga de una sempiterna crisis económica. Bajo la cálida garúa, en las fachadas descascaradas sobre esquinas que se bifurcaban al agobio, aún se podía distinguir rastros de la Gran Guerra, el Big Crash y las miserias derivadas de la Segunda Guerra Mundial. Todo lo anterior añadido a una rara condición de país atorado en los confines del mundo. Por sus callejuelas en penumbras discurría una forma de vida irreal, fantasmagórica, y las sombras de hipotéticos seres humanos se escurrían lerdas sobre los muros.