Missing
Costa-Gavras, creador de películas necesarias, especialista en cine social y en poner el dedo en la llaga de los asuntos más turbios de la política internacional, nos dejó aquí una pieza realmente conmovedora cuyo interés se mantiene intacto a pesar de los años. Missing es un film polémico que fue prohibido en Chile durante la dictadura de Pinochet y denunciado en los Estados Unidos por las revelaciones de participación de los asesores militares y la CIA. La campaña de descrédito se vio compensada con la obtención de la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1982 y una distribución internacional. Comprometido en dar voz a lo que se quiso silenciar durante años, Gavras sitúa la acción en los momentos decisivos que cambiaron la historia de Chile, cuando el 11 de septiembre de 1973 el gobierno de Salvador Allende fue derrocado de forma brutal por el ejército. El apoyo de Washington al régimen dictatorial de Augusto Pinochet, es hoy un secreto a voces.
Basado en la novela de Thomas Hauser con el elocuente título The Execution of Charles Horman, an American Sacrifice, el film relata la pesadilla que viven la mujer y el padre de Charles Horman tras la desaparición de éste desde su piso en el centro de Santiago, en los días posteriores al golpe de Estado de Pinochet (si bien, explícitamente, no se menciona en ningún momento el país, resulta más que evidente para el espectador).
Las ideologías de izquierda que Charles había mostrado y su interés por descubrir demasiadas cosas sobre la participación del ejército americano en el golpe, junto a las contradicciones y trabas puestas por la embajada estadounidense al investigar el destino de su esposo, hacen pensar a Beth (Sissy Spacek) que su propio país tiene algo que ver en el asunto. La llegada de su suegro, presentado como una persona más conservadora y escéptica, creará entre ambos una tensión que poco a poco se irá limando debido a las incongruencias con que se encuentran.
Missing es una película cruda, rodada con sinceridad, hilada con gran destreza técnica; directa y sin caer en melodramas ni sensiblerías, apuntando al horror sin filtros, destapando la deshumanización de la política y el esclavismo burocrático. El director franco-griego no pudo escoger mejor al elenco: un maravilloso Jack Lemmon que ahonda plano a plano en la tristeza y desesperación, y una Sissy Spacek en una película aun más terrorífica que la mítica Carrie.
Costa-Gavras nunca ha sido un tipo que incluya en sus películas pasajes cargados de segundas lecturas. Sin embargo, en Missing se encuentra la excepción que confirma la regla. Y lo hizo de manera brillante y majestuosa a través de una imagen imborrable, ya antológica y subrayada por la música de su compatriota, Vangelis: la de un caballo inmaculadamente blanco que, en plena noche y por las calles de Santiago, huye desbocado por los disparos de un reducto de militares enfebrecidos. El asesinato de la libertad nunca había sido tan bien expresado en la gran pantalla.