Muralismo mexicano y Revolución. El arte, camino a la liberación del pueblo
En 1920, México era un país lleno de esperanza, enfervorecido, testigo de una época romántica en la que el pueblo miraba hacia el futuro ansiando el cambio social y cultural que ya se empezaba a atisbar en el horizonte. La tesis nacionalista que había cobrado fuerza en el siglo XIX encontró el caldo de cultivo perfecto en la Revolución de 1910, que acabó con la dictadura de Porfirio Díaz y dio luz verde al surgimiento de un arte que había dado sus primeros pasos escasas décadas atrás. Lo nacional, lo tradicional y lo autóctono se convirtieron en protagonistas de una revolución artística que tomó el testimonio de la social, y que daría lugar a todo un renacimiento pictórico en el México del siglo XX.