Reseña de cine

Silencio

Por Cristina Duarte Simŏes

 

La nueva película de Scorsese, Silencio (2016), adaptada de la novela del mismo nombre del autor japonés Shusaku Endo, escrita en 1980(*), corresponde a un proyecto que el cineasta maduró durante 26 años, tras haber tomado conocimiento de este libro en el rodaje de la película Sueños de Akira Kurosawa en 1989, en la que interpretó al pintor Vincent Van Gogh.

Scorsese había elegido a los actores Daniel Day-Lewis y Benicio del Toro para los roles protagónicos, pero no pudo concretar su contratación, sin que se sepa cuál fue la razón.

Silencio cuenta la historia de la evangelización por parte de los jesuitas portugueses en el Japón del siglo XVII. Los sacerdotes Rodríguez (Andrew Garfield) y Garupe (Adam Driver) parten a tierras niponas en busca de su mentor desaparecido, el cura Cristóvão Ferreira (Liam Neeson). Al mismo tiempo se proponen llevar a cabo la catequesis, práctica muy peligrosa, pues hacia 1633 los cristianos eran brutalmente perseguidos en Japón. Eran obligados a renunciar a  su fe en público, luego de días de tortura bajo la amenaza de ser ejecutados, no sin antes ser flagelados nuevamente. La acción se sitúa en el momento más duro de esta persecución, unos años antes de la expulsión de los jesuitas, en 1639. A diferencia de la misión realizada en las colonias portuguesas en Brasil, Silencio da cuenta del rotundo fracaso de la Compañía de Jesús, pese a la enorme dedicación y sacrificio que desplegaron en pos de la evangelización de aquellas tierras.

Además de mostrar un cuadro muy realista de la sociedad feudal japonesa de esos tiempos tormentosos, la película se interroga numerosas veces acerca de la profesión de la fe. ¿Deben los jesuitas mirar a las autoridades locales, sin intervenir, mientras ellas torturan y asesinan a los campesinos convertidos al cristianismo? ¿Qué actitud deben adoptar ante las amenazas: rebelión o sumisión? ¿El amor cristiano supremo es renunciar a la propia fe para poder salvar vidas?

Los personajes se cuestionan sin cesar, pero las preguntas quedan sin respuesta. El nombre del filme alude a este silencio que parece ser el de Dios, a quien acuden los misioneros jesuitas en busca de una luz para aclarar el camino tan sombrío, plagado de dudas y miedos que amenazan con quebrantar su fe.

Aunque esta producción rodada en Taiwán, con un enorme costo (cerca de 50 millones de dólares), tiene una factura de extremo rigor, una fina dirección de actores y una muy bella fotografía de Rodrigo Prieto, nominada al Oscar, no recibió una crítica positiva en Estados Unidos. Para algunos el mensaje de la película es débil y desaprovechó sus grandes medios; para otros es larga y monótona. Ciertos especialistas denuncian la brecha existente entre las profundas preocupaciones espirituales de los protagonistas y las de un espectador ordinario.

Sin embargo, para Irwin Winkler, productor de Silencio, éste es el mejor filme de Scorsese. Es lamentable que la Academia no tuviera esta misma opinión, puesto que se trata de una realización muy interesante, un despliegue de cavilaciones sobre la fe que enriquecen al espectador, con los cuestionamientos y dudas que tal misión evangelizadora conlleva.

 

Silencio (Estados Unidos, 2016)

Dirección: Martin Scorsese

Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese

Fotografía: Rodrigo Prieto

Reparto: Andrew Garfield, Adam Driver, Liam Neeson, Ciarán Hinds, Issei Ogata,Tadanobu Asano, Shin’ya Tsukamoto, Ryô Kase, Sabu (AKA Hiroyuki Tanaka),Nana Komatsu.

Música: Kim Allen Kluge, Kathryn Kluge

Duración: 159 minutos.

 

* Gran escritor japonés del siglo XX, de confesión católica en un país donde el cristianismo representa el 1%  de la población.